El delegado de Colombia a reuniones internacionales en España, Francia e Italia, miembro de la Comisión Redactora del Código de Procedimiento Penal y profesor de derecho penal y de procedimiento en las universidades Incca y Libre de Bogotá, es un notable historiador que nació en Chaparral el 27 de noviembre de 1936. Los postgrados en Europa que acrecenta¬ron su formación humanística, su carácter rebelde y su beligerante actividad política, lo llevaron a ser Representante a la Cámara, miembro de la Comisión Primera Constitucional Permanente y miembro de la Comisión de Acusaciones, así como partícipe en la reforma constitucional de 1979.


 

Durante cuatro años libra sonados debates y figura en las primeras páginas de los periódicos nacionales por su participación como ponente del proyecto de Ley sobre Amnistía que presentó el gobierno del presidente Julio César Turbay Ayala en un momento en que el M-19 estaba en la cumbre de su actividad y su protagonismo clandestino. Hijo de uno de los tolimenses que más trabajaron en el proceso de paz cuando la violencia de mediados del siglo, su ideología contestataria pronto lo conduce a comulgar con tesis de avanzada y a convertirse en una figura que es vigilada veladamente por los miembros de seguridad del Estado durante la época en que actuó como Ministro de Defensa el general Luís Carlos Camacho Leyva. Quien fuera miembro del consejo editorial del diario El Cronista, de Ibagué, director entre 1973 y 1974 del semanario político El Fígar, fundador de la revista mensual Tolima cuya dirección ejerció en los años 1975 y 1976, inició con los alzados en armas, a partir de septiembre de 1980, en su calidad de Representante a la Cámara, contactos personales con los más destacados dirigentes del M -19 para pulsar la posibilidad de que este grupo armado. el más beligerante de la época, se acogiera a una amnistía amplia e incondicional en términos que iban más allá de los contemplados por el proyecto original del gobierno. En 1992 edita su libro Otro encuentro con la historia, presentado por Ricardo Sánchez, entonces Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional, quien define al buscador de fórmulas pacifistas y al creador del primer diálogo real con la guerrilla en búsqueda de soluciones negociadas, como "un conspirador permanente por la paz pública". Agrega el prologuista que Ortiz Vidales es un "continuador de la labor pionera de Carlos Lozano y Lozano y Antonio García en el proceso de analizar la historia social". Por ahora, dedicado a su actividad intelectual y sin dejar de estar atento a los acontecimientos del departamento, el país y el mundo, continúa en el ejercicio de la lectura impenitente, el cultivo de sus amistades y la escritura de nuevos libros que son esperados con expectativa.