Una de las figuras a las que el país está acostumbrado desde hace más de un cuarto de siglo es la de Jorge Barón, nacido en Ibagué el 29 de junio, día de San Pedro y San Pablo, de 1948. Jorge Eliécer, nombrado así en homenaje al caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, cambió el Varón por la B labial para contradecir a su padre, un hombre que fue primero conductor de taxi, después dueño de busetas urbanas y finalmente organizador y gerente de una empresa de transporte.
El destacado locutor, animador y director de programas de radio y televisión como El Show de las estrellas, Embajadores de la música colombiana, Noticiero del espectáculo, Señoras y señores, Línea de noche, 20-20 y muchos otros de elevada sintonía, con su propia firma y bajo el indeclinable propósito de trabajar por la imagen de Colombia, lleva más de diez mil horas transmitidas en las pantallas nacionales e internacionales y ha apoyado con amplitud el talento de toda la nación. Ahí están los ojos de Colombia en sus programas que muestran el ingenio y el esfuerzo de un hombre salido de la entraña de su lucha.
En 1989 publicó el libro Mis primeros cuarenta años con prólogo de Belisario Betancur Cuartas quien, al referir su parábola vital de "hombre activo, sin duda visionario, útil a sí mismo y útil a la sociedad", lo muestra como ejemplo de laboriosidad entusiasmo y superación. Agrega el expresidente que allí se da una lección de moral, en el sentido de que representa una pedagogía en el arte de hacerse hombre, de colmar una ambición, de realizar un destino sin lesionar en el camino a los demás, sino, más bien, sirviéndoles sin mezquindad es ni egoísmos. Su trascendencia lo llevó a recibir un gran homenaje del Centro Cívico Colombiano de Nueva York, numerosa colonia residente en los Estados Unidos gracias a su trabajo nacional e internacional con su programa Embajadores de le Música Colombiana, una ventana optimista del país entre ellos y su patria.
Llenar el Madison Square Garden, recibir condecoraciones, lo llena de emoción y recuerda entonces sus días de infancia en el barrio Posada Cuéllar, por los lados del cementerio de Ibagué, donde, al dejar en las tardes la modesta tienda de su madre, se va con sus compañeras a elevar cometas y jugar al trompo. Jorge Barón es, para la historia nacional, el pionero en la industria de su televisión y el primero en exportar programas de este medio sin que hasta el momento se haya detenido.